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Ikeda Sensei’s Lectures

Pasajes fundamentales del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente

Parte 2: Capítulo «Introducción» del Sutra del loto—¡Que arda en nosotros el gran juramento del kosen-rufu! Los problemas y las luchas son oportunidades para crecer

Students enjoying the Florida Nature and Culture Center, Weston, Florida, July 2023. Photo by Mary D’Elia.

Aun en los gélidos días de invierno, los rayos del sol nos entibian y reconfortan. Como el sol, el aliento de la familia Soka alumbra y abriga el corazón de los que, solos o aislados, soportan los reveses invernales de la vida.

El sol arde y se quema para generar rayos de luz que sustentan y nutren todas las formas de vida. De manera semejante, todos ustedes, mis queridos amigos que practican el budismo del sol, iluminan la existencia de sus semejantes. Y, mientras confrontan sus problemas personales y las duras exigencias de la sociedad, reafirman su juramento de trabajar por el kosen-rufu y transmitir a sus conocidos una luz de tranquilidad, esperanza y valentía. ¡Cuán noble y brillante es la presencia de cada uno de ustedes…!

Mi esposa Kaneko y yo, agradecidos por la tremenda labor que han hecho el año pasado (2022), estamos orando con alma y vida por ustedes y sus familias, con la determinación de que gocen de buena fortuna, beneficios y victorias.

El budismo Nichiren tiene el poder de iluminar vivamente este mundo, cada vez más caótico y perturbador. Una religión genuina, centrada en el ser humano, es la que nos permite resolver y transformar los problemas y sufrimientos de la vida real.

El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente condensa la esencia de un budismo centrado en las personas. En esta entrega, estudiaremos pasajes clave de cada sección del Sutra del loto, empezando por el capítulo «Introducción».

El Sutra del loto representa la saga interior de la vida

Cuando, al término de la Segunda Guerra Mundial, mi mentor Josei Toda se dispuso a reconstruir la Soka Gakkai, empezó disertando sobre el Sutra del loto. En esas y en posteriores conferencias relacionados con este tema, siempre reseñaba el capítulo «Introducción» y, como referencia para nuestra propia lectura, explicaba desde qué perspectiva él leía este texto.

El capítulo «Introducción» es el primer acto de esta escritura. En la parte inicial, se describe la presencia de toda clase de seres que se reúnen en el Pico del Águila (el cual es una elevación rocosa donde se acepta que tuvo lugar la prédica del Sutra del loto, así llamada porque, en ese tiempo, el relieve asemejaba la cabeza de un águila, y porque, además, en esa cumbre solían anidar estas aves), donde Shakyamuni estaba por comenzar su prédica.

El señor Toda esclarecía el significado de dicha escena:

Con el propósito de escuchar a Shakyamuni exponer su enseñanza, se congregan cientos de miles de bodisatvas, los que escuchan la voz y otros seres de los diez estados. ¿Pero cómo dar crédito a algo así? En primer lugar, no existían los altavoces, de modo que su voz no habría sido lo suficientemente potente como para que llegue a oírse a la distancia. Y es imposible que pueda predicar de ese modo durante ocho años. En otras palabras, todos esos seres existían en la mente de Shakyamuni, y representaban los diez estados inherentes a su vida. Desde esta perspectiva, no hay nada extraño en afirmar que allí se habían reunido cientos de miles de oyentes.

Como resultado de la profunda revelación que experimentó en prisión (desde principios de 1944, aún encarcelado por las autoridades militares del Japón a causa de sus creencias, el señor Toda comenzó a leer el Sutra del loto en su celda. Allí, ponderó profundamente su significado a medida que entonaba Nam-myoho-renge-kyo. Llegó finalmente a discernir que el Buda era la vida misma; que él era uno de los Bodisatvas de la Tierra a quienes Shakyamuni había encomendado la futura propagación del sutra, y que, en tal sentido, había estado presente en la Ceremonia en el Aire. Esa revelación abrió caminos al desarrollo del movimiento mundial de la Soka Gakkai dirigido al logro del kosen-rufu.

,[1] el maestro Toda comprendió que él era un Bodisatva de la Tierra;[2] uno de los que se habían congregado para participar en la Ceremonia en el Aire[3] descripta en el Sutra del loto.

Llegó a tener la absoluta convicción de que el Sutra del loto era la escritura que dilucidaba la verdad sobre nuestra propia vida, donde se enunciaba que los Bodisatvas de la Tierra habían jurado advenir a este mundo para difundir la Ley Mística, la enseñanza para la iluminación de todas las personas en el Último Día. Esto lo condujo a interpretar que el Sutra del loto era una saga sobre la revolución humana, una narrativa sobre la gesta triunfal de la gente común dedicada a cumplir el juramento de vivir en pos del kosen-rufu.

Ese despertar del señor Toda en la cárcel fue el punto de partida de la Soka Gakkai, la organización que heredó el corazón del Sutra del loto y de Nichiren Daishonin en la época contemporánea.

Los diez estados existen de manera innata en todas las personas

En el inicio del capítulo «Introducción», se congrega una multitud de seres muy distintos. Lejos de todo apego a sus diferencias, se reúnen en torno al Buda con el ávido deseo de escuchar su profunda enseñanza.

El Sutra del loto identifica los diez estados como el fundamento universal de la vida, que existe de manera innata en todos los seres. Y desvela una verdad que no se había señalado en ninguno de los sutras anteriores: afirma que todos los seres poseen intrínsecamente el estado de budeidad. Podríamos decir que el capítulo «Introducción» deja dispuesto el grandioso escenario para la prédica del Sutra del loto, en la cual el Buda expone el principio de la «posesión mutua de los diez estados» y echa por tierra toda separación entre los nueve estados y el de la budeidad. La presencia de un público que abarca una diversidad tan extraordinaria, en todos los estados de vida y en las más diferentes circunstancias, también podría reflejar la intención y el ardiente deseo de Shakyamuni de abrir el acceso a la iluminación a todos los seres vivientes.

Nuestra vida es infinita en el espacio y eterna en el tiempo; no tiene comienzo ni fin, y en cada uno de nosotros existe de manera innata la totalidad de los diez estados. Esta es la idea de la vida que se expresa en el Sutra del loto. Y el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente ilumina esa visión trascendental del budismo.

Somos la corporificación de Nam-myoho-renge-kyo

Punto 1, acerca de las palabras «Esto es lo que escuché»:

La palabra «escuché», en la frase «Esto es lo que escuché», no puede aplicarse a quien carece de fe. Pero puede afirmarse que un practicante del Sutra del loto ha «escuchado» la sustancia de la doctrina expuesta en «Esto es [lo que escuché], etc.». Al respecto, el primer volumen de Palabras y frases sostiene: «“Esto es lo que escuché” son palabras que indican fe y cumplimiento. La fe significa entender lo que uno ha escuchado; el cumplimiento significa [proceder a cumplirlo, en la medida en que] uno sigue el camino de maestro y discípulo».

En tal caso, en efecto, Nichiren y sus seguidores son personas a quienes se aplica la frase «Esto es lo que escuché».

El comentario del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente sobre el capítulo «Introducción» comienza con un apartado titulado «Punto 1, acerca de las palabras “Esto es lo que escuché”» referente a las palabras iniciales del Sutra del loto.

Esta expresión es la fórmula con que comienzan muchos otros sutras, y su función es afirmar que el orador ha escuchado directamente del Buda el enunciado que sigue. El énfasis en el verbo «escuchar» nos dice que el budismo requiere una escucha activa, más que el acto pasivo de «oír».

La frase «Esto es lo que escuché» también pone de relieve el vínculo de unión que había entre Shakyamuni y sus discípulos. La seguridad con que los discípulos afirman «Esto es lo que escuché» nos dice que han prestado oídos a las palabras del Buda con todo su ser, las han grabado en su corazón y las han puesto en práctica con diligencia.

El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente ahonda en el significado de «Esto es lo que escuché» citando un pasaje de Palabras y frases del «Sutra del loto», del gran maestro T’ien-t’ai: «Las palabras “Esto es lo que escuché” indican la esencia de una doctrina que alguien escuchó del Buda. El sujeto de “escuché” es alguien capaz de proclamar esa doctrina».

A partir de ello, el texto explica del siguiente modo la palabra «Escuché»: «El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente señala: “Escuché”, en “lo que escuché”, indica el nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad; la “sustancia de la doctrina” es Nam-myoho-renge-kyo». En otras palabras, el significado esencial de «escuché» es «escuché que soy una corporificación de Nam-myoho-renge-kyo».

En el Sutra del loto, «Esto es lo que escuché» narra con vigor dramático por qué nuestra vida es infinitamente noble y preciada.

Vencer la ignorancia fundamental

El pasaje que estamos estudiando comienza así: «La palabra “escuché”, en la frase “Esto es lo que escuché”, no puede aplicarse a quien carece de fe».

Es importante observar que, aquí, «carecer de fe» —sinónimo de «incredulidad»— no es lo mismo que tener preguntas [que pueden ser una fuerza motivadora y positiva en el desarrollo de la fe]. En “La apertura de los ojos”, el Daishonin escribe: «Dicha duda [de ustedes] yace en la raíz de este trabajo que me encuentro escribiendo. Y como es la preocupación más importante de toda mi vida, volveré a plantearla aquí una y otra vez, y a recalcarla más que nunca, antes de intentar responderla». El Daishonin tomaba muy en serio los interrogantes de sus discípulos, y las respondía de manera minuciosa, una por una, para ayudarlos a afirmar su convicción en la fe.

Sus enseñanzas, respaldadas por pruebas documentales, teóricas y reales, pueden resistir cualquier cuestionamiento. Declara: «[M]ientras las personas de sabiduría no demuestren que mis enseñanzas son falsas, ¡jamás claudicaré!». A propósito de esto, el señor Makiguchi había subrayado este pasaje, en el ejemplar de los escritos del Daishonin que siempre llevaba consigo.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin declara que el verbo «escuché», en la expresión «Esto es lo que escuché», no puede aplicarse a quien «carece de fe». La falta de fe a la cual se refiere es la incapacidad de creer que uno mismo corporifica la Ley Mística. Esto denota un estado de vida envuelto en la ignorancia fundamental.

A continuación, el Daishonin señala: «Pero puede afirmarse que un practicante del Sutra del loto ha “escuchado” la sustancia de la doctrina expuesta en “Esto es [lo que escuché]…”». En contraste con la persona que carece de fe, el practicante del Sutra del loto es una auténtica «persona de fe», que practica la Ley Mística tal como el Buda enseña.

La fe es el portal que nos permite acceder al mundo inmenso y amplio del Buda [o de la budeidad]. Como dice el Daishonin: «La palabra “fe” es la filosa espada con la cual uno enfrenta y supera la oscuridad o ignorancia primordial». Sin una fe pura y sin contaminar, sin un sincero espíritu de búsqueda hacia la vida y el corazón del Daishonin, y sin una práctica basada en dicha fe, no podemos transformar la profunda oscuridad de la ignorancia fundamental.

Vivir nuestra existencia junto a la Soka Gakkai, en bien del kosen-rufu

El pasaje citado continúa:

Al respecto, el primer volumen de Palabras y frases sostiene: «Esto es lo que escuché» son palabras que indican fe y cumplimiento. La fe significa entender lo que uno ha escuchado; el cumplimiento significa [proceder a cumplirlo, en la medida en que] uno sigue el camino de maestro y discípulo».

«Fe y cumplimiento» significa vivir basados en las enseñanzas; en otras palabras, recorrer la senda del mentor y el sucesor; hacer el esfuerzo de interiorizar la esencia de las palabras que transmite el maestro y ponerlas en práctica de manera fiel. De este modo, se llega a «entender lo que uno ha escuchado», —es decir, corporizar la enseñanza correcta del budismo— y seguir «el camino de maestro y discípulo»; a esto se refiere vivir como sucesor transitando la misma senda junto a su mentor.

El espíritu de maestro y discípulo constituye la esencia de la expresión «Esto es lo que escuché». Y es la clave para transformar la incredulidad.

«Nichiren y sus seguidores son personas a quienes se aplica la frase “Esto es lo que escuché”», sigue diciendo el pasaje. Todos los que recorren el camino de la inseparabilidad entre el maestro y el discípulo leen el Sutra del loto con su vida y, por ende, pueden afirmar: «Esto es lo que escuché». Logran marchar juntos el camino hacia el logro de la budeidad.

Desde nuestra perspectiva, el enunciado «Esto es lo que escuché» se aplica a quienes dedican su vida al kosen-rufu en la Soka Gakkai, como herederos directos del espíritu de Nichiren Daishonin.

Las personas comunes, tal como somos, manifestamos el estado supremo de la budeidad

Punto 2, acerca de la cuestión de Ajnata Kaundinya

Hoy, cuando Nichiren y sus seguidores recitan las palabras Nam-myoho-renge-kyo, están iluminando la oscuridad del nacimiento y la muerte, y volviéndola clara, para que brille el fuego de la sabiduría del nirvana. Y cuando uno entiende que las aflicciones del nacimiento y la muerte no son otra cosa que el nirvana, a eso se refieren las palabras «donde hay iluminación, no puede surgir la oscuridad». [Asimismo, cuando Nichiren Daishonin y sus seguidores recitan Nam-myoho-renge-kyo] están quemando los leños de los deseos mundanos y produciendo el fuego de la sabiduría del bodhi o iluminación. Y cuando uno entiende que los deseos mundanos no son otra cosa que la iluminación, a eso se refieren las palabras «donde arde o quema el fuego, no pueden nacer cosas [es decir, deseos]».

Así pues, finalmente, vemos que este Ajnata Kaundinya nos está mostrando a los devotos del Sutra del loto que, para nosotros, los deseos mundanos son la iluminación y las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana.

A continuación, examinemos el «Punto 2, acerca de la cuestión de Ajnata Kaundinya».

Esta parte del comentario y la siguiente, dedicadas al capítulo «Introducción», versan respectivamente sobre Ajnata Kaundinyav —el primer seguidor de Shakyamuni— y sobre el rey Ajatashatru, quien abrazó las enseñanzas en el último año de vida del Buda. En la narrativa, estos dos personajes obran como representantes de los muchos discípulos mencionados en el Sutra del loto.

En dicho texto se esclarece el principio de la «posesión mutua de los diez estados», y aquí, una vez más, el eje es que todas las personas, sin excepción, poseen los diez estados de manera inherente y son entidades de la Ley Mística.

Cada uno de nosotros tiene la totalidad de los estados; no solo los llamados «tres malos caminos» —los estados del infierno, las entidades hambrientas y los animales—, sino también el de bodisatva y el de budeidad. Por otro lado, cada estado posee en sí mismo el potencial de los diez; por eso nuestra condición de vida no es fija ni está limitada a un único estado, sino que cambia constantemente. Es una de las razones que explican la infinita diversidad y el potencial de los seres humanos. El budismo Nichiren nos permite reorientar las funciones de los diez estados en dirección positiva, y activarlos dinámicamente para crear una vida enriquecedora y creadora de valor.

Considero que los ejemplos de Ajnata Kaundinya y del rey Ajatashatru se mencionan en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, no tanto como historias del pasado ni como relatos de personas especiales que aparecen en el Sutra del loto, sino porque poseen un significado profundo y universal para la iluminación de todos los seres en el Último Día de la Ley.

El Daishonin escribe: «Así pues, finalmente, vemos que este Ajnata Kaundinya nos está mostrando a los devotos del Sutra del loto que, para nosotros, los deseos mundanos son la iluminación y las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana». Luego, agrega: «Hoy, Nichiren y sus seguidores son como el rey Ajatashatru».

Estas dos frases condensan, esencialmente, el principio de que «las personas comunes son idénticas al nivel más elevado del ser». En otras palabras, los individuos corrientes que viven como practicantes del Sutra del loto, que creen y difunden la Ley Mística, pueden transformar su vida y adquirir el estado supremo de la budeidad tal como son, aun profundamente inmersas en los deseos mundanos, en la ignorancia y en pulsiones ilusorias como la «codicia y el apego». La filosofía de vida del budismo Nichiren enseña que todas las personas pueden activar y desplegar su dignidad intrínseca.

Iluminar nuestra propia vida

La parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente sobre Ajnata Kaundinya cita el origen de su nombre, explicado en Palabras y frases del «Sutra del loto», de T’ien-t’ai. Allí se dice que la etimología remite a la palabra «fuego» y que tiene dos funciones: arder o quemar, e iluminar.

Luego, el Daishonin señala: «El fuego es el fuego de la sabiduría de la naturaleza del Dharma». Es decir, el fuego de la sabiduría de la iluminación. Explica el poder benéfico de la Ley Mística desde la perspectiva de estas dos funciones: quemar e iluminar.

¿Qué quema el fuego de la sabiduría de la Ley Mística y qué ilumina? Quema los leños de los deseos mundanos, e ilumina y disipa la oscuridad de las aflicciones de la vida, liberando la luz de nuestra budeidad inherente. Eso denotan principios budistas como «los deseos mundanos son la iluminación» (en jap.: bonno soku bodai) y «las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana» (en jap.: shoji soku nehan).

Los deseos mundanos nos permiten experimentar la profunda satisfacción de vivir

El señor Toda explicaba estos principios de manera concisa y clara, desde el punto de vista de nuestra vida real: «“Los deseos mundanos son la iluminación” y “los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana” describen una vida de pleno disfrute, bienestar y paz espiritual, incluso mientras uno experimenta y confronta diversos deseos mundanos».

Los deseos mundanos o terrenales son ansias y pulsiones. Las aflicciones del nacimiento y la muerte son sufrimientos fundamentales ligados a la existencia. Ambos son aspectos intrínsecos de la vida. Nadie está exento de experimentar esos deseos ni de padecer tales penurias. De hecho, las ansias y los deseos nos motivan a ponernos en acción y nos permiten disfrutar de una profunda satisfacción de vivir.

Hoy, los miembros de la Soka Gakkai del mundo trabajan valientemente por metas tan elevadas como lograr el kosen-rufu y alcanzar la budeidad en esta existencia. La vida de todos ellos es extraordinaria, porque producen beneficios para sí mismos y para los demás. A través de su acción, convierten los deseos mundanos —el origen del malestar que aflige a los seres de los seis caminos, sujetos al ciclo de nacimiento y muerte— en la sabiduría de la iluminación, que es un firme estado de felicidad. De esa forma, queman los leños de los deseos mundanos para alumbrar la oscuridad de los sufrimientos.

Lo importante es iluminar nuestra vida con la luz de la Ley Mística. El tremendo poder de Nam-myoho-renge-kyo nos permite quemar la leña de los pesares e irradiar la lumbre de la sabiduría y del amor compasivo.

Aceptar el principio de la eternidad de la vida

El Daishonin indica que «iluminando la oscuridad del nacimiento y la muerte, y volviéndola clara […] uno entiende que las aflicciones del nacimiento y la muerte no son otra cosa que el nirvana». Esto significa discernir correctamente la «naturaleza originariamente inherente del nacimiento y la muerte» y reconocer que nacer y morir son fases transitorias que experimenta la vida a través del pasado, presente y futuro.

Por cierto, ninguno de nosotros puede eludir las aflicciones que implica nacer y que conlleva la muerte. Pero ¿todo termina cuando morimos? ¿Es una oscuridad que deberíamos temer? No, en absoluto. La visión budista sobre la eternidad de la vida es un faro brillante que disipa esa oscuridad e imparte una esperanza ilimitada.

La muerte, vista desde la perspectiva de la vida eterna, es solo la partida hacia una nueva existencia; es parte del gran ritmo con que funciona la vida. El Daishonin nos anima a perseverar en la fe para poder tener una determinación «firme y correcta en el momento de la muerte». Quien lo hace —afirma— puede consolidar un estado de vida indestructible como el diamante, invulnerable a las aflicciones del nacimiento y la muerte.

Cuando nuestra determinación —el foco interior de nuestra vida— está centrado y basado en Nam-myoho-renge-kyo —la ley fundamental del universo— es posible vivir cada momento al máximo y convertir las aflicciones del nacimiento y la muerte en nirvana. Así es el camino de la Soka, imbuido de las cuatro virtudes de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.

Convertir los sufrimientos en un estado de libertad

En las frases «los deseos mundanos son la iluminación» y «las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana», el verbo «son» es la traducción de la palabra japonesa soku. En ambas, se establece una igualdad o identidad entre nociones opuestas. Pero aquí soku no denota una simple equivalencia estática.

En cambio, el término lleva implícita la noción del cambio. Cuando examinamos la verdadera naturaleza de la vida desde la perspectiva de la sabiduría iluminada del Buda, vemos que un sujeto dominado por los deseos mundanos y las aflicciones del nacimiento y la muerte también posee, dentro de sí, el estado de la iluminación y del nirvana. En otras palabras, porque los seres de los nueve estados poseen la budeidad, pueden convertir los deseos mundanos en iluminación, y trasformar las aflicciones del nacimiento y la muerte en el nirvana. Esto despeja el camino para el «logro de la budeidad con la forma que uno posee» y para la «iluminación de las personas comunes».

El Daishonin declara que soku «simboliza Nam-myoho-renge-kyo». En la medida en que activamos la fuerza de Nam-myoho-renge-kyo —la ley suprema de la vida y del universo— podemos convertir las cadenas del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la

muerte en un estado de absoluta libertad, imbuido de las virtudes de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza. El señor Makiguchi reformuló creativamente estos atributos diciendo que representaban un estado «de constante alegría, asumiendo una identidad pura».Esta filosofía insuperable, de esperanza y de acción jubilosa, es la esencia del budismo Nichiren.

Nuestra dedicación al gran juramento es idéntica al estado de vida de los budas

El Sutra del loto también dice que el Buda tenía enfermedades y preocupaciones. Hasta el Buda se preocupaba y luchaba intensamente para guiar a todos los seres a la iluminación. Por tal motivo, la sabiduría del buda necesita fluir de manera incesante. Las preocupaciones y desvelos se convierten directamente en los leños que, al arder, generan la sabiduría de la iluminación.

Nuestra lucha por concretar el kosen-rufu y por «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» es equivalente a la noble tarea del Buda. Cuando oramos con sinceridad y hacemos daimoku de todo corazón, mientras enfrentamos con tenacidad los problemas que se nos presentan, podemos crear nuevos valores y producir «el fuego de la sabiduría del bodhi o iluminación», según señala que «los deseos mundanos son la iluminación». Irradiar el «fuego de la sabiduría del nirvana» —de acuerdo con el principio de que «las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana»— nos permite forjar un estado de dicha indestructible en nuestra vida personal y ayudar a otros a hacer lo mismo.

El gran juramento o deseo del kosen-rufu es el más elevado de todas las aspiraciones; el noble deseo del Buda. El estado de vida que adquirimos cuando quemamos los leños de los deseos mundanos con el fuego de nuestro juramento, y avanzamos eternamente el camino del bodisatva, es idéntico al estado de vida del Buda. Tal como somos, manifestamos la budeidad. Por eso podemos extraer desde nuestro interior una fuerza, un valor y una sabiduría sin límites.

La Ley Mística nos permite obtener la victoria final, por mucho que suceda a lo largo del camino. Podemos, de esa manera, convertir cualquier veneno en un remedio y transformar todo lo que ocurre en una victoria personal. La buena fortuna y los beneficios que adquiere nuestra vida iluminan no solo a nuestras familias y seres queridos, sino también las guía hacia la budeidad, tal como afirma el Daishonin.

Al mismo tiempo, nuestras actividades diarias como miembros de la Soka Gakkai están abriendo ampliamente el camino del kosen-rufu de cara al eterno futuro del Último Día, y allanando la ruta para la felicidad de los niños del mañana.

Proseguir jubilosamente nuestra marcha de maestro y discípulo, siempre victoriosa

¡Grabemos en nuestro corazón las profundas enseñanzas del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, y continuemos impulsando la marcha siempre victoriosa del mentor y los sucesores!

El avance de la Soka Gakkai, en unión de maestro y discípulo, es una potente luz de esperanza capaz de alumbrar la penumbra que hoy envuelve a la humanidad. Es un gran sol de amor compasivo capaz de elevar el estado de vida colectivo de la familia global y de unir a todas las personas.

References

  1. Desde principios de 1944, aún encarcelado por las autoridades militares del Japón a causa de sus creencias, el señor Toda comenzó a leer el Sutra del loto en su celda. Allí, ponderó profundamente su significado a medida que entonaba Nam-myoho-renge-kyo. Llegó finalmente a discernir que el Buda era la vida misma; que él era uno de los Bodisatvas de la Tierra a quienes Shakyamuni había encomendado la futura propagación del sutra, y que, en tal sentido, había estado presente en la Ceremonia en el Aire. Esa revelación abrió caminos al desarrollo del movimiento mundial de la Soka Gakkai dirigido al logro del kosen-rufu. ↩︎
  2. Bodisatvas de la Tierra: Innumerables bodisatvas que aparecen en el capítulo «Surgir de la tierra» (15.°) del Sutra del loto, a quienes Shakyamuni confía la tarea de propagar la Ley después de su muerte. ↩︎
  3. Ceremonia en el Aire: Una de las tres asambleas descritas en el Sutra del loto, en la cual toda la congregación de personas queda suspendida en el espacio por sobre el mundo saha. Va desde el capítulo 11.o, «El surgimiento de la torre de los tesoros», hasta el 22.o, «La transferencia». Los dos ejes de esta ceremonia son el surgimiento de la torre de los tesoros que irrumpe de la tierra, y la transferencia a los Bodisatvas de la Tierra —liderados por Prácticas Superiores— de la misión de propagar la esencia del Sutra del loto en la época corrupta posterior a la muerte de Shakyamuni. ↩︎

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